top of page

Quizás uno de estos días

  • Walter Andrei
  • 27 oct 2018
  • 4 Min. de lectura

Escucho el sonido desde cualquier lugar en donde me coloque. Es abrumador, me perturba el tímpano y hace que mi cóclea no sea capaz de eliminarlo antes de enviar el impulso nervioso correspondiente.

TIC


Suena por todas partes, lo hace incesantemente.


TOC


Anuncia su llegada con un silencio sepulcral que lo único que me permite hacer es ingresar en mis más recónditos pensamientos y repetir el sufrimiento una y otra vez.


TIC


Hace mucho que ya no los hacen con manecillas, mucho menos avanzan de forma mecánica. Alguna vez los hicieron caminar de forma digital, con señales eléctricas. Pero esa ya tiene bastantes generaciones atrás de la mía cuando fueron reemplazados, como todo. ¡Maldición, cuándo se acaba aquello!


TOC


No avisa cuando llega, a pesar de ser considerado como de avance lineal —que hay dudas al respecto—, periódico y hasta conocido; jamás soy capaz de predecir el siguiente.


TIC


Su avance está marcado por algo que no somos capaces de comprender. Queremos saberlo, ¿cómo hacerlo? Estamos inmersos en él, ¿qué seríamos si descubriéramos su verdadero funcionamiento?


TOC


Me avisa que no le importa que esté hablando de él, que seguirá avanzando, sin importar lo que yo haga seguirá. No tengo manera de impedirlo, y eso me preocupa.


TIC


¿Por qué me preocupa? Teóricamente debería de ignorarlo, dejar que siga. Intentar desconocer su naturaleza, dejar que su mecanismo siga siendo un enigma porque, él mejor que nadie sabe que, mientras intento comprenderlo, él avanza, y con él mi vida.


TOC


Alguna veces quisiera intentar dejar de pensar en él por un tiempo. ¡Paradójico! —y gracioso a su vez—. Ni siquiera tratando de evadirlo se puede. Nos tiene acorralados, dejándonos sin salida alguna. El control pareciera tener un único dueño, y es él. Capaz de tener bajo su cinta métrica todo lo que podemos ver, sentir, pensar, medir, e imaginar. ¿Quién ha intentado imaginarse algo que no esté contenido en el tiempo?


TIC


Las sorpresas no dejan de llegar. Por más que intente olvidarlo, regresa. Es insoportable el peso que puede llegar a tener, suficiente como para aplastar al más duro de todos. El zumbido que genera con cada paso que da me provoca el mayor dolor que haya experimentado. Y mientras lo hago, la satisfacción nunca llega. Mi conclusión: no hay forma de ganarle. Aunque sea lo que más queremos, no existe forma de hacerle frente, siempre va a ganar, porque él es el siempre.


TOC


La situación no mejora en lo absoluto. Sigo inmerso en la opresión tan feroz que le atañe. Que me deja despojado de posibilidad alguna, simplemente quedo como uno más de todos los caídos. Incluso el mejor se rinde ante él, no hay manera de ganarle. No de la forma en que creemos, pensamos o imaginamos; es dueño de nuestros pensamientos, de nuestro movimiento, de nuestra composición, así como de todo aquello que quizás nos interese.

Sin embargo no nos puede ver, sentir, escuchar; simplemente está. No es omnipresente, pero sí ubicuo; lo que nos indica que puede ser detectado en todos lados, pero no quiere decir que está en todos lados. ¡Porque no existe! No posee una existencia, simplemente se percibe. Es tan sencillo saber que no existe que hasta se puede jugar con él; o por lo menos algunas matemáticas en la física lo pueden hacer.


TIC


Pero siempre nos recuerda que, por mucho que podamos jugar con su valor; éste jamás se podrá anular. Los que batallan que sí, se podrían cuestionar —lo cual implica, de forma paradójica de nueva cuenta, el paso del tiempo— si su propio pensamiento tendría posibilidad de no contemplar el paso insostenible del tiempo.


TOC


Cuando lo hagan se darán cuenta de que pudiera ser posible, pero no realizable. ¿Cómo combatir su avance? ¿Cómo destrozarlo sin destruirnos? Pero dejemos a un lado nuestro antropocentrismos, ¿sin destruir lo que conocemos? O qué tal, sin siquiera considerar nuestra propia existencia. ¿Sin que el colapso sea inevitable? La pregunta intenta ir más allá del concepto mismo de la física, quizás también de la filosofía, si estamos saliéndonos del dominio de nuestros semejantes las posibilidades parecen ser nulas, cuando en realidad pudieran ser infinitas —o una cantidad cercana—. Porque, ¿qué nos indica hace creer que hemos estado empecinados con algo que no es imposible, peor tampoco accesible para nosotros? Resulta igual de complejo quizás comprender esto, porque no atañe, porque nos incluye, porque nos debilita. Nos hace identificar nuestros errores, mismos que vemos pasar de generación en generación, todos vistos por él, por su paso, por su avance insostenible.


TIC


Su silencio es lo que más repugnancia me provoca. Quién mejor que él para ver los errores, pero también para callarlos, dejarlos pasar. Finalmente no le incumben, y no lo hace porque no le afectan en lo absoluto. Pero claro, algo que existe no puede ser capaz de explicar algo que no existe, y nosotros existimos, pero él no. Alguna vez le hicieron preguntas a algo que existe, tantas veces como oportunidades les dio el paso mismo del tiempo, para hacer la pregunta de la que siempre se espera una respuesta, pero se recibe la que se planeaba1 .


Así sucede cuando se intenta resolver el enigma con algo que existe, porque algo que existe no puede comprender algo que no existe; y lo mismo aplica para cuando no lo quieres explicar conforme a algo que existe.


TOC


Quitar el pilar sobre el que ha sido construido resulta absurdo, porque sobre su construcción está todo aquello que comprendemos, y lo que no; y dentro de ello está todo aquello que nos ha llevado cantidades monumentales —para nosotros— de tiempo en construir. Pero que, realmente para él no ha sido nada en lo absoluto, sabiendo que presenció el momento mismo en que se adueñó de todo aquello que podía existir; haciendo suyo todo con lo que podría jugar: el espacio.


TIC


Ya no quiero saber de él, ni de su paso; pero tampoco soy capaz de volverme independiente del mismo.


Photo by Eduardo Olszewski on Unsplash.


Espero el TOC, pero nunca llega. Y no es porque el tiempo se haya acabado, sino porque al que tenía acceso llegó a su fin; y por haberlo perdido seré yo el que sea incapaz de ver su caída. ¡Maldito sea el tiempo!

Créditos imagen de portada: Heather Zabriskie on Unsplash.

Comments


bottom of page