No se hizo la luz, pero sí algo más
- Walter Andrei
- 25 ago 2018
- 4 Min. de lectura

Un intenso haz de fotones golpea en las cercanías. Algunos dicen que apenas es un punto apreciable, otros que es algo monstruoso; pero la realidad es que jamás lo he visto.
En algunas ocasiones puedo presenciar su cercanía debido al gran alboroto que genera, todos mayormente van en su dirección. Muchos dicen que es una forma de contacto que quieren hacer con nosotros, que nos están dando indicaciones que debemos de seguir, cosas que yo no creo.
Hace apenas unos cuantos minutos todo corría de forma normal, sin percances de ningún tipo desde hacía ya varios días. Todavía recuerdo cuando aquello se hizo presente a unos cientos de micras de aquí. Yo estaba muy lejos, lo suficiente como para ni siquiera haberme percatado de su presencia. Fueron necesarios centenares de segundos para que los alrededores transportaran el mensaje.
Las noticias corrían entre cada uno de mis semejantes, casi todos con una versión diferente de lo sucedido. En algunas ocasiones unas versiones negaban a las otras, haciendo que intentar tener una que se pudiera marcar como "verdadera" resultaba imposible.
Entre las opciones se podían escuchar algunos que adjudicaban el fenómeno al cambio de temperatura, argumentando que la radiación provocada por los fotones a esa longitud de onda era suficiente como para ser factor a considerar. Empero, también estaban aquellos que negaban dicha propuesta arguyendo que la longitud de onda está más relacionada con las interacciones entre diversos grupos funcionales que se encuentran, de manera inexplicable, siempre cercanos al punto donde cae el haz mientras que algunos otros dejan la posibilidad de esa interacción con las moléculas de agua. Claro que no faltan aquellos que adjudican el fenómeno a la composición del medio, o hasta a factores externos que quizás no tuvieran nada que ver con lo que se está observando.

¡Es demasiada información y no parece haber una respuesta! Por más que intento encontrar una explicación razonable utilizando todas aquellas versiones que se mencionan a los alrededores, la respuesta no parece estar frente a mí como esperaría.
Mientras seguía pensando en una posible explicación la respuesta llegó a mí, o tal vez no, pero sí un posiblemente acercamiento a ella.
A apenas unas decenas de micrómetros se hace presente aquello de lo que tanto he oído hablar, pero que jamás he logrado comprender: la presencia del haz de fotones.
Inmediatamente después de presenciarlo algo comienza a cambiar, lo puedo sentir. Su presencia provoca algo que me hace modificarme, modificar más todavía ese estado de desequilibrio en el que me encuentro. Pareciera que hubiera algo más en ese haz de fotones, que provocara un cambio, ¡uno que me hiciera querer acercarme!
Observo a mi alrededor para investigar los cambios que estoy sufriendo. Primero quedo confundido, a pesar de que siento algo modificándose en mí, no lo logro identificar del todo. Vuelvo a dar un vistazo y lo encuentro: es mi citoesqueleto. ¡Mi lamellipodia mueve sus moléculas de actina en la dirección de los fotones! ¡Y lo mismo la filopodia!
Photo by Joel Filipe on Unsplash
—¡Ya acabé!
—¡Enhorabuena! En verdad que hemos hecho bastante, ahora viene el momento de recoger los frutos de ese trabajo.
—Ha sido una labor incansable, es cierto, pero seguro va a dar los resultados esperados.
La conversación era llevada por una mujer de edad avanzada y uno de los jóvenes que tenía como pupilos. Sus afirmaciones eran ciertas, el trabajo que hacía les había costado una cantidad de horas impresionante, la complejidad de lo que estaban llevando a cabo era de notarse, y eso sin mencionar todas aquellas fallas que sufrieron mientras intentaban llegar a su objetivo final. En ocasiones las cosas salían mejor de lo que habían esperado, en otras era todo lo contrario; pero el problema en el que se sustentaba todo era en que si había un ligero error, ya nada de lo que habían hecho servía.
La complejidad de lo que hacían radicaba en que era un proceso es exceso repetitivo, a pesar de ser en todos los casos lo mismo, cada ocasión requería de condiciones diferentes, lo que convertía el trabajo en algo tedioso y hasta abrumador.
El diseño había sido hecho hace apenas unos cuantos meses, al anunciarlo se generó una conmoción entre la multitud, que cabe mencionar, fueron bombardeados por todos los medio posibles con información al respecto. Evidentemente de toda aquella, muy poca era confiable, y mucho menos verídica. Lo que había sido planteado en una hoja de papel, justificado de todas la maneras posibles por personas de gran renombre en ámbitos afines, así como utilizando todo lo hasta ese momento conocido para poder identificar las posibles complicaciones o dificultades y errores que pudiera presentar aquel desarrollo.
La temporada que sobrevino a aquella hazaña estuvo llena de debates éticos y morales por doquier, se convirtió en uno de los temas más sonados incluso en las pláticas comunes. Todo parecía apuntar a que aquello que estaba plasmado en el papel era simplemente un juego de formulaciones matemáticas, físicas, químicas y biológicas que se conjuntaron para dar forma a un resultado verdaderamente maravilloso, pero a su vez escalofriante. Algunos no tardaron en etiquetar el hallazgo como "El Dr. Frankenstien de nuestro siglo", y aunque pudiera guardar posibles similitudes, tenía varias diferencias radicales. Quizás una de las esenciales es que, a diferencia del solitario Dr. Frankestein, los que hicieron posible el diseño de su "monstruo" fueron una cantidad inimaginable de colaboradores, cada uno aportando su pedazo para poder construir algo mucho más grande de lo que individualmente serían capaces.
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Lo que únicamente sabían la mujer y su alumno sería la noticia que portarían todos los medios de comunicación al día siguiente, y probablemente por muchos más. La alegría en sus rostros era incontenible, imposible juzgarlos por ello. Su logro era haber logrado llevar a cabo la última pieza del inmenso rompecabezas que se había planteado en papel, dando así la capacidad de poder armarlo. ¡Armarlo de verdad, no de manera teórica, de forma real!
El anuncio era conciso:
"Con lo que hemos logrado es posible hacer el primer cerebro biológico diseñado artificialmente"
Photo by Joel Filipe on Unsplash
Créditos imagen de portada: Jeremy Perkins on Unsplash.
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